La secta del partido humanista y silo
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LAS IMPOSICIONES DE MANOS DE SILO - SILAS

El PH Busca personas honestas


Por Rubén Palma

El haber participado en una secta es una fuente inagotable de experiencias teñidas por el ridículo. Si bien bastante engorrosas en su visión posterior, estas experiencias son de alguna utilidad; establecen parámetros de aberración psicológica que nunca está demás conocer. Y bueno... el elemento cómico siempre es bienvenido. ¡Que nunca falte de qué reirse!

La primera vez que tuve la oportunidad de participar de una de las imposiciones de manos efectuadas por Silas fue a comienzos de 1975, en París.

Silas, que para variar era el único con derecho a hablar, se había mandado tres o cuatro días de despatarrados e interminables monólogos, que entre otras cosas insistían en el vaticinio de catástrofes a escala mundial, con la consecuente interrupción de comunicaciones y el aislamiento de enormes zonas geográficas. Según Silas, "los nuestros" en distintos hemisferios, se preparaban para afrontar la caída del sistema anunciada por él hacía ya varios años.

Este punto; la caída del sistema según Silas, recibirá una explicación más detallada en otro documento a publicar en www.humanoidex.com . Se adelanta aquí, que esa noche del 75 en París, se encontraba el chileno Carlos P., el cual durante meses había craneando como adquirir un barco, Lemuria se llamaría, para rescatar sobrevivientes de la inminente catástrofe. Estaba también presente el argentino Eduardo C., que en su novela La Cámara del Silencio explayara en detalle la visión apocalíptica de Silas (incluyendo al mentado Lemuria). La Cámara del Silencio fue literatura oficial de la secta por muchos años, y consta por cartas enviadas a mail@humanoidex.com, que muchos sectarios aún conservan el libro, probablemente, en la secreta y obstinada esperanza de que se cumplan las profecías de Silas.

Tampoco es posible olvidarse del grupo de jóvenes españoles, que esa noche repartía en la calle panfletos en contra de Franco. Algunos de ellos entraron para ver de qué se trataba la reunión. Y al darse cuenta de que estaban frente a un gurú estrictamente apolítico, y que sólo desvariaba en torno a una de sus invenciones, la "religión interior", salieron de a uno del local dando cada uno un soberano portazo.

Volvamos a esta ceremonia de fuertes ribetes bíblicos: La imposición de manos.

Silas siempre ha postulado que existe una Fuerza. Si... igual que en La Guerra de las Galaxias de George Lucas. Una fuerza que hace acreedor, al que la recibe, a una impresionante gama de poderes tales como teletransportación de imágenes y pensamientos, curación de enfermedades a distancia, sensaciones premonitorias, magnetizaciones personales para irradiar paz, fuerza (!ahí está!) y alegría, etc.

A pesar de la naturalidad y convicción con que se habla de esta Fuerza, en mis años de contacto con la secta, nunca se dio una explicación sensata acerca de los orígenes y/o naturaleza de la misma. Lo mas cercano a una explicación, según Silas, es que la fuerza proviene de una especie de copia del cuerpo físico, algo parecido al cuerpo astral de Lobsang Rampa, y que Silas y sus silópatas en lo coloquial denominan "El doble" (como quién dice "El Juan" o "El Juanucho"). Más acerca de ésto se puede leer en www.humanoidex.com/trabajointerno.html Al igual que en otros grupúsculos supersticiosos, esta fuerza flota en la mente de los adeptos como una verdad tan difusa como absoluta. Pero la cosa no queda aquí no más, este doble permite también ser inmortal. E imaginarse quién se las daba de inmortal no es muy difícil. La inmortalidad fue por años un tema central en la secta. En la introducción al pomposo Libro de Escuela, de aproximadamente 1978 o 79, estipula Silas:

“Nuestros temas fundamentales son: el sufrimiento, la muerte y la trascendencia. Frente a estos temas, todos los otros quedan en segundo plano”. Un par de líneas más adelante: “... el sufrimiento porque, queremos evitarlo, la muerte porque queremos superarla y la trascendencia porque queremos alcanzarla”.

Téngase en cuenta, que en los monólogos dirigidos a sus adeptos Silas nunca dice "yo", sino "nosotros"... para que todo suene muy comunitario, pero ni antes, durante o después, hay un foro de discusión con participación de los asistentes. Previo a su imposición de manos, Silas había detallado algunas instrucciones necesarias para consumar el espectáculo. Por ejemplo (de la fotocopia del texto original que yo recibiera en 1975)

"Las movilizaciones de la Fuerza quieren poner al individuo en presencia de ese fenómeno trascendental aunque sea por esa única vez para poner en marcha ese circuito nuevo que revela la conciencia desde otro plano"

Veamos... en ese contexto grupal a nadie más que a Silas se le ocurría la idea de movilizar una fuerza, que pone al individuo (léase a los adeptos) en presencia de fenómenos trascendentales. Es Silas entonces el que revela esta conciencia desde otro plano. Este poder de tipo super natural se advierte mas claramente en el próximo párrafo:

"También tenemos desde antiguo lo que se ha llamado imposición de manos, en donde quien tiene experiencia y contacto con la fuerza se pone en actitud dadivosa y bondadosa con quienes quieren recibir la fuerza..."

Indudable: ¡Silas está en contacto! El futuro inventor del "Partido Humanista" tiene acceso a otro plano o, sencillamente, es de otro plano. Luego él se pone en actitud muy generosa hacia los que quieren recibir la fuerza, que proviene de él. Para los receptores de esta fuerza hay el siguiente precepto:

" ... estos se ponen en actitud receptiva, amable, permeable y surgen esos sentimientos elevados de amor y armonía".

La dádiva energética de este conectado con el plano superior, es capaz de elevar los sentimientos del participante a algo que asemeja un cuasi éxtasis.

A través de esta patraña se está a todas luces promoviendo una premisa de relación jerárquica. Por un lado está Silas, el conectado, y por el otro los desconectados participantes.

Mas tarde, en el mismo monólogo citado aquí, y luego de pasar por la creación de "el Templo y los Monasterios" (mayúsculas del texto original), no pudo evitar Silas caer en la recurrente alucinación de multitudes a su alrededor:

"...y después aprovechando ese momento, se invita a otros, y si no hay otros se hace la reunión igualmente porque es Trabajo, ya se sumarán otros (varios miles, o millones)."

La idea era que luego de haberse conectado con el plano superior, a través de este ya-conectado, los presentes repitieran la patraña convenciendo a varios miles o millones.

Entre un bullicio insoportable de conversación y de sillas arrastradas por el piso, y con un aire denso de humareda de tabaco, recibió toda la sala la fuerza del conectado. Nadie sabía (ni sabe aún) si Silas se estaba conectando en ese preciso momento con la fuerza del plano superior, o, si tenía anteriormente acumulada la fuerza en alguna parte y estaba repartiendo una cierta cantidad a través de sus manos. Esas son cosas que, al parecer, sólo los conectadísimos saben.

En síntesis; el ritual mas tonto y hueco a imaginarse. Los participantes se miraban unos a otros a sabiendas de que no pasaba un sorete relacionado con un plano superior. Está comprobado que este tipo de actividades sectarias sólo pueden sobrevivir gracias a la imposibilidad de hacer preguntas y debatir. Todo el mundo creía, o sentía, que era propio error o culpa, el no sentirse forzudo de manera muy especial. Demás está decirlo; la gran mayoría de los que se encontraban en ese local hoy no están en la secta. Y los que yo conozco, de ese entonces, se ríen de buena gana al rememorar el episodio.

Ahora Silas... bueno, él estaba en su salsa, ¡feliz! Era el único que irradiaba fuerza; la fuerza del loco que se cree mesías. Mas tarde, me tocó ver tan sólo dos veces a personas que, deseosas de sentirse conectadas con esta fuerza, insistían en imitar el papelón de Silas. En ambas ocasiones resultó una cosa tan vergonzosa o quizás peor que lo de París.

Uno podría pensar, que el obvio fracaso de "la religión interior" y sus imposiciones de manos, como mecanismo para atraer a los miles y millones, haría desistir de tales prácticas.

Pero no. En 1982, en Copenhague, y mientras se trataba de poner en marcha otro subterfugio para atraer multitudes llamado "La Comunidad".... me tocó participar en una segunda imposición de manos. Ahí estaba Silas, de nuevo dichoso de conectar a otros con el "plano trascendental o super mental" (del texto original). Una repetición del absurdo en su versión mas disparatada. Las mismas caras de participantes medio avergonzados de haber invitado a amigos a algo que se imaginaban mas o menos serio. Y no podía faltar el puñadito de incondicionales silópatas dispuestos a hacer lo que se les pidiera. Lo concreto: El único con cara y ojos de super conectado, consigo mismo, era Silas.

Esa inútiles imposiciones de manos son otra señal bastante contundente de que el objetivo único y final de Silas, es jugar a ser un venerado Jesús... en versión argentina. Y más fácil y conveniente sería, que él y sus incondicionales lo plantearan directamente, desde el comienzo de cualquier actividad pública. Eso sería ir "con la verdad adelante", como yo le escuché decir solemnemente en mas de una ocasión.

Esta segunda vez, el 82 en Copenhague, me escurrí de la sala... y del contacto con la fuerza gracias a los poderes de Silas. Por razones largas de explayar aquí, fue recién a mediados del 83 que corté toda relación con la secta.


¿A alguien le puede sonar esta cómica historia... "humanista"?

¿Puede salir de esta majamama obscurantista... un partido político serio?

Sofía Sacchetti afirma certeramente, que el tal "Partido Humanista" no tiene un pasado humanista. Ver: http://www.humanoidex.com/seudohumanismo.html

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